El comodín jugado

Fracisco Cifuentes

El presidente Uribe Vélez decidió jugar el comodín que tuvo en su manga desde el inicio de las conversaciones de paz con las AUC (los paramilitares). En este proceso de sometimiento de las AUC me pareció que la amenaza de extraditar o no, a los jefes paramilitares, se estaba utilizando como un comodín para mantenerlos atemorizados y para obligarlos a denunciar todos sus crímenes. La captura y “desmovilización” de Diego Fernando Murillo a raíz del asesinato de un representante a la Cámara que se encontraba haciendo campaña política en territorios vedados mientras se adelantaban las conversaciones de paz en San José Ralito; el traslado de uno de los extraditables de la cárceles de máxima seguridad a un barco militar en altamar para garantizar la incomunicación con agentes externos del centro de reclusión, y finalmente, los incidentes judiciales que precedieron la extradición de Carlos Mario Jiménez estaban demostrando que no había un juego limpio de los sometidos y que estos habían logrado con éxito reorganizar y mover a sus aliados en las esferas judiciales. Por fortuna la carta de este juego quedó como opción abierta para el gobierno, que vió en vilo el poder del fuero presidencial constitucional en materia de extradición, luego de que una acción de tutela prohibió la extradición de uno de los implicados, respaldada luego por sinuosas, improcedentes y dudosas declaraciones de la Corte Suprema, que fueron ratificadas por presidente de la misma Corte en entrevistas a los medios de comunicación;  en las expresaba abiertamente la intención de abrogárse la competencia para la corporación, de decidir quién había reparado suficientemente a las víctimas, para ser la ella quien en su sabiduría decidiera, en últimas si procedía o no la extradición. Hoy se ha desatado el nudo con la extradición de catorce personas que tenían las órdenes de extradición suspendidas por haberse acogido a la ley de Justicia y Paz y que según el gobierno no habían cumplido los compromisos que la ley les imponía para recibir los beneficios de la misma. Todos dirigentes de las AUC, ostentadores de cuantiosas fortunas y con poderosas influencias.

Yo creo que es una decisión audaz del gobierno y espero que la haya ponderado suficientemente; que esté preparado a la respuesta de orden público para una reacción que se dará; que tenga un ejército de juristas para resistir la contra ofensiva de las Cortes y de los colectivos de abogados que ven ahora frustrado el reality de las confesiones trasmitidas en directo para ellos. Ya el señor Vivanco ha puesto el grito en cielo y la presidencia le ha replicado en comunicado personal. Lo que viene son tiempos duros y ruidosos.

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